"Memorias de Tierra  y Mar" es el titulo de la exposiciòn  aprontada en este edificio històrico del principio del siglo XIX, destinado para càrcel para mujeres hasta 1959. La cultura del mar, los hallazgos campesinos y la evidencia naturalista encuentran una sintesis en este pequeño museo, en un intento por presenciar el pasado y las tradiciones de Milazzo.
Las primeras 3 salas riviven el antiguo arte de la familia Providenti, maestros de hacha en la construcciòn de embarcaciones para la almadraba y en la realizaciòn de las poderosas prensas de madera utilizadas en la producciòn de vino y aceite.
La sala 1 acomoda los "mezzigarbi", formas curvas de madera con muescas graduadas, che permitian al maestro de hacha construir las cuadernas, es decir las armaduras  de cada barco. Se remontan  principalmente al periodo comprendido entre los años Veinte y los Cinquenta del siglo XX. Las màs grandes partenecen  a las lanchas, los barcos de unos 20 metros de largo en los que se depositaron los atunes agonizantes capturados durante la "matanza".
En la sala 2 se pueden admirar las viejas herramientas manuales utilizadas por los maestros de hacha antes de la introducciòn de las electricas.  Sierras, hachas y taladros a mano vienen junto a las herramientas de calafate (que competian por la impermeabilizaciòn del casco ) y a los viejos clavos forjados a mano por los herreros de Milazzo.
La sala 3 muestra en cambio diseños de botes de atunara y las cañas utilizadas para hacer,  con hachazos, los tornillos de las prensas de muelas de aceña y molinos de aceite.  Asimismo figuran bien  algunos testigos de las atunaras de Milazzo, como el destral utilizado para decapitar el atùn  o los cubos de madera  utilizados para la lavadura de atùn ahora   sin cabeza.


La ruta continùa en la sala que da al patio, donde se puede admirar una pequeña colecciòn de conchas fòsiles, encontradas en los acantillados  de Capo Milazzo, que datan de hace millones de años. La mayorìa son moluscos que poblaron el mar antes de que el Capo de Milazzo saliera de las aguas.
En el patio algunas plantulas reproducen variedades espontàneas màs comunes  en Capo Milazzo: entre otras, Euphorbia y Artemisia. También presentes    jazmin y vid, coltivos tipicos de la Piana de Milazzo.
La sala 4 es un homenaje al  baròn Domenico Ryolo, ingeniero, empresario agricola y apasionado cultista de historia, geologìa y arqueologìa: en la decada 1950 descubriò en Milazzo dos importantes necròpolis  prehistòricas.  A su recuerdo es dedicado este pequeño museo,  en lo que también se exponen  las prehistoricas astillas agudas y hojas de obsidiana de las Islas Eolicas, que èl mismo descubriò en el territorio como testigo de la presencia del hombre  a Milazzo ya en la era neolìtica (cerca de 4500 AD), cuando la falta de conocimiento de la fusiòn de metales hizo indispensable el uso de herramientas rudimentarias  hechas precisamente en obsidiana,  tanto en el hogar como en la artesanìa.
En la sala 5 – dedicada a las tradiciones agricolas – un escaparate se dedica a la cultivaciòn tìpica de Capo Milazzo, el olivo.  Un panel representa en cambio los antiguos pisos de mayòlica de las villas de la aristocracia de la tierra, en su mayorìa de Naples y S. Stefano di Camastra.  El taller del maestro Salvatore Abbriano,  el ùltimo tonelero de Milazzo, y la producciòn de plantecillas de vid ("esquejes") que los propietarios de almàcigas de Milazzo despacharon en toda Italia, estan  tambièn atestiguados. Ademàs un rincòn es dedicado a las uvas de mesa,  enviadas a los mercados Alemàn (Monaco y Berlìn) y Suizo, hasta los años Sesenta del siglo XX.
La visita termina en la sala 6 dedicada a la Piana de Milazzo, donde las exposiciones revelan la producciòn del "Milazzo", el mejor vino para mezcla en Italia, enviado en los años Setenta y Ochenta del siglo XIX  a los mercados franceses (Sète y Paris Bergy)  a precios vertiginosos. En fin,  el cultivo y recolecciòn de jazmìn para perfumerìa, que las destilerìas de Milazzo enviaron a Grasse, la capital francesa del perfume.
 

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